CENTRO DE TRABAJO

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martes, 21 de enero de 2014

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LOS NATUROPATAS Y SANADORES HERMANO MANUEL Y JESUS MATEO



                                                
“Para sanar, mis manos rellenan automáticamente los esquemas del cuerpo humano, indicándome cuales son las zonas u órganos afectados, pudiendo así disolver los bloqueos de energía consecuentemente. Estas sanaciones pueden parecer, al observador externo, puros milagros pero yo las considero como resultado de un proceso consecuente y me siento fuertemente unida a la naturaleza, a sus fuerzas y a todos los acontecimientos universales, formando una unidad, envuelta por la energía cósmica y por el amor.
Sería demasiado atrevido afirmar que puedo ayudar o curar a todas las persona, incluso debo mencionar que ha habido pacientes decepcionados que han puesto sus última confianza esperando de mí grandes milagros, que después no han llegado. Esto ocurre porque muchas personas recurren a la cura espiritual en último instante, como último recurso, después de que en su caso la medicina tradicional no haya dado resultados satisfactorios.
Pienso que cualquier persona aceptará el hecho de que aquellas molestias o enfermedades que se han manifestado durante meses o incluso años no las podemos curar en sólo uno o dos tratamientos, con lo cual no se puede esperar curas instantáneas  y milagrosas. Las fuerzas de sanación del cuerpo actúan con el proceso de cura espiritual, por lo que es importante abrirse y dejar que las cosas sucedan. Seguramente ha habido curas instantáneas, y yo también las he presenciado en muchas ocasiones, ya que en el plano espiritual no hay nada que no sea posible. Pero aún así, las visitas al médico son muy importantes y se deberá tenerlas siempre en cuenta, ya que la medicina moderna consigue constantemente grandes éxitos. Por ello sería deseable que médicos y sanadores espirituales, ser pusieran de acuerdo y que aceptaran y reconocieran que una cura total sólo se puede dar si cuerpo, espíritu y alma están en plena armonía. Por otro lado queda claro que cuando el reloj de la vida llega a su fin, no puede ayudar ni el mejor médico ni el mejor sanador”.
 
                                                           
 
 

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