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sábado, 7 de junio de 2014

ESCRITO EN EL FORO DE PARAPSICOLOGIA PRAGER TV BUSCAR EN EL FORO PRAGER TV EN GOOGLE

 

 Su labor,  provoca siempre fascinación, puede  también llevar a la duda e incluso a la irritación: por exactas que sean, muchas veces sus incisivas intuiciones pueden parecer apresuradas. Después de verlo entregado a sus terapias-relámpago en el marco de su reducido despacho donde se enorgullece de liberar viejos nudos psicológicos en una sola sesión,  el  espectador bien dispuesto, que a la vez conserva su buen sentido crítico, no podrá sino oscilar entre la admiración y el escepticismo, la estupefacción y la duda. Admiración y estupefacción, pues la actuación de este Sanador sin igual, su poder para sostener y guiar la energía de sus pacientes en un pequeño despacho, sus observaciones cortan la respiración. Escepticismo y duda, por otra parte, pues esas sesiones llenas de emoción, en las cuales la miseria humana es colocada en escena con un enorme arrojo, donde complejos y traumas son sacados a la luz y tratados por el «maestro» con una sabia mezcla de perspicacia, exageración y benevolencia, son la primicia de un nuevo género, espiritual. De allí uno sale convencido e inquieto a la vez, preguntándose sobre el verdadero alcance y sobre los efectos a largo plazo de ese revoltijo artístico-terapéutico. Hay algo esencial en este visionario que se autodenomina «SANADOR». Pero, finalmente, esa faceta de «charlatán trascendente», que es parte importante del personaje Manuel, está puesta al servicio de una rara energía compasiva. Podría decirse de Manuel que es un Sanador una salsa con mucha pimienta...no se es tramposo sagrado con sólo empeñarse en serlo; la aparente desenvoltura de este hombre que se aparta de todos los cánones, hay mucho rigor, un rigor muy particular pero rigor al fin un potencial de creatividad inagotable, una profunda visión poética y, estoy convencida, mucha bondad. 

    Porque nuestro hombre tiene el corazón puro. Aun siendo rey,  no abusa del poder casi absoluto que le otorgan . Su Majestad es su propio bufón; nunca teme poner sus propias enseñanzas en tela de juicio con una buena dosis de humor. Aunque no desecha el homenaje de sus seguidores, tampoco muestra la menor intención de verse convertido en ídolo. Desinteresado por excelencia -como he podido comprobar en tantas ocasiones-, Manuel sigue siendo, a mi modo de ver, crucialmente lúcido, consciente, tanto de sus poderes como de sus limitaciones. Él ha tenido la suerte de acercarse a verdaderos maestros y, sin embargo, no por eso se limita a ser Sanador  en el sentido estricto y noble de la palabra; él es más bien un benefactor de la humanidad.  

                         ESCRITO EN EL FORO POR Manorex2

                                    FORO: PRAGERTV

                                    DE PARAPSICOLGIA 

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