CENTRO DE TRABAJO

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martes, 24 de febrero de 2015

YO ME LLAMO CARIDAD

                                                   

           Yo me llamo la Caridad, soy el camino principal que conduce a Dios; seguidme, porque soy el objeto al que debéis todos aspirar.
            Esta mañana he hecho mi paseo habitual, y con el corazón lastimado vengo a deciros: ¡Oh Amigos míos!, ¡Qué miserias, qué lágrimas y cuánto tenéis que hacer para enjugarlas todas! He procurado vanamente consolar a las pobres madres; les he dicho al oído: ¡Ánimo! ¡Hay buenos corazones que velan por vosotras, no os abandonarán, paciencia! Dios os cuida, sois sus amadas, sois sus elegidas. Parecen que me oyen y vuelven a mí sus grandes ojos extraviados, pues leía en sus pobres rostros que sus cuerpos, esos tiranos del Espíritu, tenían hambre, y que si mis palabras serenaban un poco a sus corazones, éstas no llenaban sus estómagos. Les repetía una y otra vez, ¡Ánimo, ánimo! Y entonces una pobre madre, joven aún, que amamantaba a su hijito, lo ha tomado en sus brazos y lo ha levantado como rogándome que protegiese a aquél pobre pequeño ser que solo sacaba de su seno estéril un alimento insuficiente.
                    En otra parte, amigos míos, he visto a pobres ancianos sin trabajo y en breve sin asilo, presa de todos los sufrimientos de la necesidad, y avergonzados de su miseria, no atreverse, por no haber mendigado nunca, a implorar la piedad de los viandantes.
                    Con el corazón conmovido de compasión, yo que nada tengo, me he puesto a mendigar para ellos, y voy por todas partes estimulando la beneficencia e inspirando buenos sentimientos a los corazones generosos y compasivos.
                    Por esto vengo hoy amigos míos, y os digo: Allá hay desgraciados cuya despensa está sin pan, su hogar sin fuego y su cama sin abrigo. No os digo lo que debéis hacer, dejo la iniciativa a vuestros corazones; si yo os trazara vuestra línea de conducta, no tendríais el mérito de vuestra buena acción, sólo os digo: Soy la Caridad, y os tiendo la mano para vuestros hermanos que sufren.
Mas si pido, también doy, y doy mucho; ¡Os convido al gran banquete, y os facilito el árbol en que os saciaréis todos! ¡Mirad qué hermoso es y cuán cargado está de flores y frutos! Id, id; coged todos los frutos de ese hermoso árbol, que es la beneficencia. En el lugar que ocupaban las ramas que habréis cogido, pondré todas las buenas acciones que hagáis y llevaré este árbol a Dios para que lo cargue de nuevo, porque la beneficencia es inagotable.
                     Seguidme, pues, amigos míos, a fin de que os cuente en el número de los que se alisten a mi bandera; no tengáis miedo; yo os conduciré al camino de la salvación, porque yo soy la Caridad. 
                  Hacerme caso y no olvidar nunca lo que el maestro de <>Maestro nos enseño y  tantas veces dijo >aquello de   "" P O R    S U S    O  B R  A S   L E   C O N O C E R E I S ""Os lo dice vuestro amigo Manuel 

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