CENTRO DE TRABAJO

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miércoles, 19 de agosto de 2015


       Me llamo Lorena Martín Galán, soy una joven  que vivo en Segovia, y mi teléfono es el 660259832.

      En octubre del año 2009 comencé con una contractura en las cervicales que causó baja en mi trabajo de cajera. A medida que transcurría el tiempo, los dolores iban a más y se iban generalizando. Notaba dolor en hombros, codos, manos, cadera, rodillas... además de las cervicales que empezó en un sitio específico para después terminar por toda la columna vertebral hasta las lumbares. Me hicieron muchas pruebas (scanner, resonancias, electromiograma,...) pero no encontraban nada que justificase ese dolor. Pasé por muchos especialistas (traumatólogo, neurólogo,...). Por fin una tarde que bajé a urgencias el traumatólogo que me vio se dio cuenta de que lo que tenía era una enfermedad reumática que había que diagnosticar para poner tratamiento. Ese dia me infiltró el hombro, ya que no podía moverlo, aunque pasados los días seguía prácticamente con el mismo dolor. Este doctor me mandó a reumatología. La reumatóloga me mandó hacer una gammagrafía ósea, en la que se vio la enfermedad que me causaba esos dolores generalizados; padecía una espondilo artritis (artritis en las articulaciones) con sacroileitis bilateral moderada. También en una resonancia de las lumbares se vio el desgaste del disco L5-S1. La reumatóloga me puso tratamiento de corticoides y antiinflamatorios. Me dijo que yo era la que tenía que valorar si podía seguir o no trabajando, porque no me iban a dar la invalidez, por lo joven que era. No obstante, estaba muy limitada para poder trabajar. Llevaba más de un año de baja, no podía trabajar ni de pie ni sentada, y me dieron el alta. Durante este año yo sabía por mi tío y mi vecino, curados de hernia discal por el Hermano Manuel, que debía ir al menos a consultarle si podría hacerme algo para mejorar. Pero yo era muy incrédula, y digo "era" porque he tenido que verlo para creerlo. Me decidí a ir ya que mi tia, que padecía artritis también, y mi madre, que tenía ansiedad, también iban.

      El primer día que asistí a su consulta me dijo que él me iba a curar, me lo aseguraba, pero yo seguía sin creerlo. No podía creer que una persona pudiese sanar a otras (además de las pastillas que él te manda comprar, que por supuesto son de gran ayuda). Salí de allí con una sensación muy agradable, ya que me dio un suave masaje en las partes del cuerpo donde tenía dolor con una crema olor a menta. El simple hecho de estar en la sala de espera te da paz, tranquilidad, algo muy agradable que no tengo palabras para explicar. Ese día no noté nada más, pero a los pocos días, el hombro dejó de dolerme. Así, durante 4 días de asistir a su consulta (en meses diferentes) fueron desapareciendo todos mis dolores, primero los hombros y las cervicales, después codos, manos, caderas, rodillas, y por último las lumbares.   
     Todos mis dolores han desaparecido, y con ello el Hermano Manuel me ha devuelto las ganas de vivir; de hacer mi vida, la vida normal de cualquier persona joven. También me ha hecho creer en Dios, que no se si alguna vez había creído, al menos no como creo ahora. Sólo puedo decirte, ¡¡gracias Manuel!! Un saludo.

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