CENTRO DE TRABAJO

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domingo, 30 de agosto de 2015

QUIERO LLEVAR MI CRUZ SEÑOR, SIN TU AYUDA NO PUEDO SIGUE AYUDANDO A ESTE HUMILDE SERVIDOR DE LA HUMANIDAD Y RESERVAME UN LUGAR PARA CUANDO DESENCARNE PUEDA GOZAR DE TU PRESENCIA Y DESCANSAR

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   Quiero llevar mi Cruz y tener fuerzas para comprender la incredulidad y la incomprensión de algunos seres Jesús de Nazaret, maestro de Galilea, he tomado mi cruz con la sonrisa que me prestaste desde el monte de Sinaí y poco a poco la llevo camino lento, hasta la cumbre de mi Gólgota, donde sé que me espera una estrella de paz que nadie ni nada podrá opacar jamás. Señor, de etapa en etapa quiero llevar con resignación la cruz de mis imperfecciones. Sé que el camino es largo y penoso. Tú encontraste un cireneo en tu camino; sé tú el cireneo del mío para curar y aliviar a tantos hermanos necesitados. Sin tu ayuda, Salvador, temo desfallecer, temo caer a la vera del camino, y yo no quiero parar a descansar; temo rodar otra vez pendiente abajo y quiero seguir firme en mi sendero, camino de la cumbre. Ven. Amigo, irradia en mi cerebro, ilumina mi mente, fluidifica mi cuerpo. No pretendo que cargues con mi cruz todo el camino. Básteme con que ilumines mi conciencia y fortalezcas mi organismo para seguir adelante con mi labor. Un solo rayo de tu luz me es suficiente. Básteme sólo tu deseo para sentir mi corazón arder en un fuego de amor y comprensión por todos. Sí, Maestro, básteme sólo tocar con mi pensamiento la punta de tu túnica sagrada y se estremece mi ser con una sanidad divina que quisiera hacer contagiosa a todos mis semejantes enfermos. Oro por la tranquilidad de mi mente y la sanidad de mi ser para tener siempre mis manos llenas y boca dulce para dar a los hermanos que me necesitan. Quiero también dedicar pensamientos de cariño, para aquellos que no me quieren bien, para los que hasta hoy llamé mis amigos; pero que ahora deseo llamar mis hermanos de mis pruebas, mis compañeros de viaje. En este camino, que gracias a las nuevas luces que Tú me has dado, ya no es vereda de cardos y espinas sino que lo miro como camino donde también florecen rosas, semillas y aromas de Dios. Que la mirada infinita del Gran Arquitecto quede con todos, en mi familia, en los enfermos que me visitan y conmigo en Jesús... Amén.  Manuel                                                                        Naturópata y sanador.Manuel

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