No olvidéis los que entráis a este mi blog que para leer muchos escritos y testimonios debéis llegar con el cursor hasta el final de cada pagina y ahí pinchar en "Entradas antiguas" para seguir leyendo mas y mas escritos y así haceros una idea de a quien vais a visitar, debéis leer muchas paginas para llegar a comprender un poco mi labor. Manuel.
QUE LA CONSCIENCIA DIVINA CREADORA UNIVERSAL, OS BENDIGA Y LLENE DE PAZ Y AMOR VUESTRAS VIDAS.
Deja que Dios acune tu corazón
Deja que Dios viva en tu vida
Deja que Dios Ame tu Amor
Deja que Dios sea tu Paz
Deja que Dios seas TU
Deja que Dios respire en ti y Tu en él.
Amate tan profundo que sientas a Dios y al Cristo en Ti, entonces descubrirás que el Reino de los Cielos está en Ti, en tu Corazón. Sentirás que estás en Comunión con Él.
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No menosprecies las llamadas “pequeñas
donaciones”. El plato frugal que usted ofrece al necesitado será,
probablemente, el recurso que el hermano necesitaba para no desfallecer en la
inanición.
La poquita ropa que usted entregó al hermano en penuria, posiblemente le libró del frío y de contraer una grave enfermedad.
La reducida porción de medicamentos que usted consiguió donar en favor de un enfermo, tal vez fue el socorro que le auxilió para desviarse del último corredor en que resbalaría hacia la des encarnación
La visita rápida que usted llevó al enfermo, tal vez fue el estímulo inesperado que lo arrancó del desánimo para los primeros pasos, en dirección al levantamiento de sus propias fuerzas.
El poco dinero que usted entregó al hermano en dificultad, ofreciéndole consuelo, posiblemente se transformó en el áncora que lo regresó al camino animándolo a seguir con esperanza.
El minuto de tolerancia con que usted soportó la exigencia de un hermano, en difícil conversación, seguramente habrá sido aquel que le ayudó a evitar un encuentro desagradable o quizás un determinado accidente.
Algunas pocas frases o palabras de esclarecimiento en un diálogo constructivo, serán el vehículo por el cual su hermano desequilibrado evitará rendirse a las ideas del suicidio o delincuencia.
Unos pequeños instantes de silencio caritativo, ante el hermano agresor, significarán amparo para ambos, aceptando así la necesidad de la propia renovación en la escuela de la Vida.
¡No menosprecies el valor de las pequeñas donaciones!
Su concurso supuestamente insignificante, puede ser el ingrediente complementario que le faltaba a esa valiosa pieza de salvación.
Por lo tanto donemos, donémonos, demos de nosotros mismos aunque sea una ramita, un botón, una sonrisa, una palabra cariñosa, un consuelo, una frase amable, una mirada comprensiva, todos podemos donar y si no tenemos nada, siempre dispondremos del tesoro de la oración con la que podremos envolver al hermano desvalido. es un consejo de vuestro hermano en Cristo Manuel.
La poquita ropa que usted entregó al hermano en penuria, posiblemente le libró del frío y de contraer una grave enfermedad.
La reducida porción de medicamentos que usted consiguió donar en favor de un enfermo, tal vez fue el socorro que le auxilió para desviarse del último corredor en que resbalaría hacia la des encarnación
La visita rápida que usted llevó al enfermo, tal vez fue el estímulo inesperado que lo arrancó del desánimo para los primeros pasos, en dirección al levantamiento de sus propias fuerzas.
El poco dinero que usted entregó al hermano en dificultad, ofreciéndole consuelo, posiblemente se transformó en el áncora que lo regresó al camino animándolo a seguir con esperanza.
El minuto de tolerancia con que usted soportó la exigencia de un hermano, en difícil conversación, seguramente habrá sido aquel que le ayudó a evitar un encuentro desagradable o quizás un determinado accidente.
Algunas pocas frases o palabras de esclarecimiento en un diálogo constructivo, serán el vehículo por el cual su hermano desequilibrado evitará rendirse a las ideas del suicidio o delincuencia.
Unos pequeños instantes de silencio caritativo, ante el hermano agresor, significarán amparo para ambos, aceptando así la necesidad de la propia renovación en la escuela de la Vida.
¡No menosprecies el valor de las pequeñas donaciones!
Su concurso supuestamente insignificante, puede ser el ingrediente complementario que le faltaba a esa valiosa pieza de salvación.
Por lo tanto donemos, donémonos, demos de nosotros mismos aunque sea una ramita, un botón, una sonrisa, una palabra cariñosa, un consuelo, una frase amable, una mirada comprensiva, todos podemos donar y si no tenemos nada, siempre dispondremos del tesoro de la oración con la que podremos envolver al hermano desvalido. es un consejo de vuestro hermano en Cristo Manuel.
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SIEMPRE MEJOR
Si usted pudiere, aún hoy: olvide contratiempos pasados y muestre una sonrisa más amplia hacia aquellos que le comparten la Vida; dé un toque más de felicidad y belleza en su rincón doméstico; haga una visita, aunque sea breve, al enfermo que usted desea consolar; escriba, aunque sea una simple nota, transmitiendo esperanza y tranquilidad, en favor de alguien; mejore sus conocimientos, en el sector del trabajo en el que esté empleando su tiempo; extienda algo más de optimismo y alegría a los que se encuentran en su fajas de convivencia; procure olvidar -- pero olvidar de verdad – todo lo que le sea motivo de tristeza o aborrecimiento; lea alguna página edificante y escuche música que le pacifique el corazón; dedique algunos minutos a la meditación y a la oración; practique, por lo menos, una buena acción sin contarla a nadie, salvo que sea para estimular el aprendizaje; estas indicaciones de apoyo espiritual, si fueren observadas, harán un gran bien a los demás, pero sobre todo y muy especialmente a usted mismo.
No se diga he avanzado poco en momento alguno. Si usted ya consigue escuchar con paciencia en las horas difíciles… si puede silenciar la propia irritación en las horas amargas… si tiene ánimo para sufrir sin lamentación… si ya soporta los problemas de su propia casa, procurando solucionarlos sin amargor y sin queja… si tiene fuerzas para callar ese o aquel asunto infeliz… si respeta la libertad de los demás… si soporta la visita de la enfermedad sin alarmar el
ambiente donde se encuentre… si disculpa las ofensas sabiendo y reconociendo que nosotros también somos capaces de ofender… si procura el trabajo con alegría… si confía en Dios y espera por Dios, sin desesperarse, sean cuales sean las circunstancias de la Vida… si es así, entonces, usted ya habrá mejorado mucho y proseguirá siempre en el camino de la ascensión.
Habitúese a considerar el resentimiento como señal de peligro que se debe claramente evitar.
Si la razón para la queja es algún problema familiar, anote en silencio la manera por la cual usted puede cooperar, en la armonía del grupo familiar y auxilie para que el problema sea extinto.
Lo que muchas veces tomamos por indiferencia o desconsideración en aquellos que nos rodean, es cansancio o enfermedades en ellos y no hostilidad hacia nosotros; por eso, dedicaciones incomprendidas son cursos de paciencia y de perfeccionamiento íntimo en que podemos aprender a amar sin el culto del egoísmo en el cual, “ser amados” acostumbra ser nuestra preocupación.
Perdone cualquier golpe con que la Vida le está suministrando lecciones de experiencia, y recuerde que usted está en el río de bendiciones en que Dios le situó para su mejor aprendizaje.
Resentimiento es siempre inducción a la enfermedad y al desequilibrio; ante problemas y obstáculos con que seamos enfrentados, en los caminos del tiempo, recurramos a la oración y la oración nos renovará por dentro, transfigurando la sombra en presencia de luz. ****************************
El santo no condena al pecador; lo ampara sin presunción.
El sabio no critica al ignorante; lo esclarece fraternalmente.
El iluminado no insulta al que anda en tinieblas; le alumbra el camino.
El orientador no acusa al aprendiz vacilante; la oveja insegura, es la que más reclama el pastor.
El bueno no persigue al malo; lo ayuda a mejorarse.
El fuerte no castiga al débil; lo ayuda a levantarse.
El humilde no huye del orgulloso; coopera sin alarde, siempre que es necesario.
El cristiano no odia ni hiere; sigue al Cristo, sirviendo al Mundo.
Distintas actitudes a éstas son ilusorias vestimentas que, con títulos de virtud, el tiempo se encarga de destruir.
Por lo tanto: caminemos con todos; avancemos auxiliando; actuemos en el bien general; corrigiendo con bondad, siempre, en el Nombre de Dios, perdonemos todo y a todos.
Actuemos así y un manto de Paz se extenderá sobre nosotros y cuando llegue la hora suprema, la gloriosa partida hacia nuestro legítimo hogar, ese manto de Paz se nos estampará en el rostro y nos podremos ir, con la conciencia limpia y tranquila, con la esperanza de que después del barro de la tumba, despertaremos en un Mundo de sosegado bienestar, donde ya no habrá más lágrimas ni más dolor.
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SIEMPRE MEJOR
Si usted pudiere, aún hoy: olvide contratiempos pasados y muestre una sonrisa más amplia hacia aquellos que le comparten la Vida; dé un toque más de felicidad y belleza en su rincón doméstico; haga una visita, aunque sea breve, al enfermo que usted desea consolar; escriba, aunque sea una simple nota, transmitiendo esperanza y tranquilidad, en favor de alguien; mejore sus conocimientos, en el sector del trabajo en el que esté empleando su tiempo; extienda algo más de optimismo y alegría a los que se encuentran en su fajas de convivencia; procure olvidar -- pero olvidar de verdad – todo lo que le sea motivo de tristeza o aborrecimiento; lea alguna página edificante y escuche música que le pacifique el corazón; dedique algunos minutos a la meditación y a la oración; practique, por lo menos, una buena acción sin contarla a nadie, salvo que sea para estimular el aprendizaje; estas indicaciones de apoyo espiritual, si fueren observadas, harán un gran bien a los demás, pero sobre todo y muy especialmente a usted mismo.
No se diga he avanzado poco en momento alguno. Si usted ya consigue escuchar con paciencia en las horas difíciles… si puede silenciar la propia irritación en las horas amargas… si tiene ánimo para sufrir sin lamentación… si ya soporta los problemas de su propia casa, procurando solucionarlos sin amargor y sin queja… si tiene fuerzas para callar ese o aquel asunto infeliz… si respeta la libertad de los demás… si soporta la visita de la enfermedad sin alarmar el
ambiente donde se encuentre… si disculpa las ofensas sabiendo y reconociendo que nosotros también somos capaces de ofender… si procura el trabajo con alegría… si confía en Dios y espera por Dios, sin desesperarse, sean cuales sean las circunstancias de la Vida… si es así, entonces, usted ya habrá mejorado mucho y proseguirá siempre en el camino de la ascensión.
Habitúese a considerar el resentimiento como señal de peligro que se debe claramente evitar.
Si la razón para la queja es algún problema familiar, anote en silencio la manera por la cual usted puede cooperar, en la armonía del grupo familiar y auxilie para que el problema sea extinto.
Lo que muchas veces tomamos por indiferencia o desconsideración en aquellos que nos rodean, es cansancio o enfermedades en ellos y no hostilidad hacia nosotros; por eso, dedicaciones incomprendidas son cursos de paciencia y de perfeccionamiento íntimo en que podemos aprender a amar sin el culto del egoísmo en el cual, “ser amados” acostumbra ser nuestra preocupación.
Perdone cualquier golpe con que la Vida le está suministrando lecciones de experiencia, y recuerde que usted está en el río de bendiciones en que Dios le situó para su mejor aprendizaje.
Resentimiento es siempre inducción a la enfermedad y al desequilibrio; ante problemas y obstáculos con que seamos enfrentados, en los caminos del tiempo, recurramos a la oración y la oración nos renovará por dentro, transfigurando la sombra en presencia de luz. ****************************
El santo no condena al pecador; lo ampara sin presunción.
El sabio no critica al ignorante; lo esclarece fraternalmente.
El iluminado no insulta al que anda en tinieblas; le alumbra el camino.
El orientador no acusa al aprendiz vacilante; la oveja insegura, es la que más reclama el pastor.
El bueno no persigue al malo; lo ayuda a mejorarse.
El fuerte no castiga al débil; lo ayuda a levantarse.
El humilde no huye del orgulloso; coopera sin alarde, siempre que es necesario.
El cristiano no odia ni hiere; sigue al Cristo, sirviendo al Mundo.
Distintas actitudes a éstas son ilusorias vestimentas que, con títulos de virtud, el tiempo se encarga de destruir.
Por lo tanto: caminemos con todos; avancemos auxiliando; actuemos en el bien general; corrigiendo con bondad, siempre, en el Nombre de Dios, perdonemos todo y a todos.
Actuemos así y un manto de Paz se extenderá sobre nosotros y cuando llegue la hora suprema, la gloriosa partida hacia nuestro legítimo hogar, ese manto de Paz se nos estampará en el rostro y nos podremos ir, con la conciencia limpia y tranquila, con la esperanza de que después del barro de la tumba, despertaremos en un Mundo de sosegado bienestar, donde ya no habrá más lágrimas ni más dolor.
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Muchas veces nos incomodamos por cosas a
nuestro alrededor. Intentamos reunir cada vez más cosas para nuestra comodidad
pero, esa comodidad nunca llega. El mejor ejemplo que tenemos es que muchas
personas que reunieron muchas cosas pero
nunca experimentaron la felicidad de nada de lo que acumularon.
Desear ser dueño de cosas para la
comodidad es ignorancia. Deseamos e intentamos obtener cosas. Olvidamos la
responsabilidad y vamos detrás de los deseos. Pero si tú atiendes a tus
responsabilidades, la naturaleza cuidará de tus necesidades y comodidades. Ese
es el secreto. Los deseos nunca satisfacen. Es debido a que cuando eran niños,
se les enseñó a desear y no a actuar responsablemente. Siempre queremos vivir
tan cómodamente como sea posible en este cuerpo pero, de hecho, a medida que el
envejecimiento ocurre, el cuerpo no te da más comodidad. Gradualmente, los
sentidos y otros órganos se hacen débiles e incluso dejan de funcionar. Por lo
tanto así, nunca obtienes comodidad. Los Grandes seres nunca buscaron la
comodidad a través del cuerpo. Ellos no estaban muy preocupados por él.
Permanecían en él tanto como era posible para trabajar a través de él y una vez
que ya no era muy útil, lo dejaban. No tienen ningún deseo de salvar el cuerpo
de alguna forma con la esperanza que les de comodidad algún día en el futuro.
Había una persona Muy inteligente y capaz y tenía 4 hijos, pero sus hijos no
podían compararse con él en habilidad. Así que, él tenía que cuidarlos siempre
hasta que fue muy viejo. Tenía un negocio que llevar y los cuidaba cuando era
un anciano también porque sentía que sus hijos no podían tener responsabilidad
del negocio. El hecho es que él no era capaz de dejar el negocio porque estaba
demasiado apegado a él. Incluso cuando estaba en la cama en sus últimos días,
estaba preocupado de que sus hijos no se ocuparan del negocio adecuadamente. De
esta forma, nunca fue feliz en su vida porque siempre estuvo preocupado por su
negocio. Así pues, si estás apegado a las cosas, nunca podrás ser feliz. Has de
dejar tu profesión, negocio, familia y cuerpo, en algún momento de tu vida. Has
de estar preparado para retirarte cuando llegue el momento. La preparación ha
de ocurrir cada noche antes de ir a dormir, Meditar estas verdades y vivir cada día como si fuera el último y aprovecharlo para disfrutar en todo momento de todo aquello que se presente sin ningún reparo, debemos ser felices, intentémoslo y seremos un poco mas feliz cada día. Manuel
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De:
|
Luis Garcia Hernandez (luigardez@yahoo.es)
Médico en Majadahonda (Madrid)
|
Enviado:
|
viernes, 8 de Diciembre de 2015- 8:01:23
|
Para:
|
Amigo Manuel, lo que has
realizado me parece realmente prodigioso e indica que el Señor se manifiesta a
través de ti y obra milagros. Eres un elegido en esta tierra, un profeta de
nuestros tiempos, un hombre santo con el don de la sanación y esta es una
manifestación de otras que vendrán a través de ti. Tu misión en esta dimensión
está bendecida y lo que tu mano toque quedará sanado, porque de ti brota la
energía universal.
¡¡¡Adelante amigo!!!, este mundo necesita esa fuerza que tu tienes.
Un fuerte abrazo de quien mucho te quiere. Luis.
Tefe, 628 890 002…
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