Creo que un verdadero sanador es aquél que ha alcanzado un lugar de posesión y aceptación humilde del Ser, dejando atrás todas las dudas y miedos, eligiendo propiedad, empoderamiento, gratitud, y humildad. Aceptarse totalmente uno mismo, amar todos los aspectos e integrarlos en totalidad, es de lo que trata la sanación. Cuando podemos hacer esto con un profundo sentido de verdad y sabiendo que retumba hasta las profundidades de cada célula, entonces podemos ayudar a otros a hacer lo mismo.
Toda sanación tiene lugar en este nivel de vibración.
De lo que he sido testigo a través de los años es que muchos sanadores aún no entienden que la energía de sanación de Todo Lo Que Es, es algo que debe ser recibido a través del sanador, en lugar de algo que es dado a la persona/lugar/cosa con la que están trabajando.
Es solo este pequeño cambio de percepción lo que hace una enorme diferencia.
Nunca es el sanador sanando a alguien o dando a alguien. Es el sanador quitándose del camino, recibiendo el don, y permitiendo al Gran Espíritu moverse a través de él para hacer el trabajo. Es el Espíritu el que da todo.
El sanador no está dando energía de sanación, ellos la están recibiendo. Y debido a que el verdadero sanador sabe que no hay separación, la energía que reciben es una emanación natural de Todo Lo Que Es. Es un don para ellos, que fluye a través de ellos y hacia el mundo.
El sanador no lo está dando tanto como lo está viviendo.
Recibir la energía de sanación puede solamente pasar mientras el sanador busca Unidad dentro de sí mismo, y eso requiere una enorme cantidad de Amor y Compasión por el Ser.
Cuando ese lugar exquisito es alcanzado dentro de él, la persona/lugar/cosa con la que están trabajando intenta sintonizarse con su vibración, y dependiendo de la intención del cliente para alcanzar la totalidad, una sintonización puede tener lugar.
La grant area del sanador es recibir humilde y abiertamente la energía sanadora y entender y aceptar que el resultado para aquél frente a ellos es un contrato privado entre ese individuo y su ser superior, y que ellos continuarán su viaje de la manera que ellos mismos elijan.
Mi humilde opinión es que un verdadero sanador es aquel que puede ver a otro a los ojos y ver a Dios allí. Un verdadero sanador es aquel cuya simple presencia puede levantar y transformar lo que una vez fue oscuro en luz. Un verdadero sanador es aquel cuyas simples palabras o toque amoroso puede traer comodidad y paz a un corazón perturbado. Un verdadero sanador puede caminar en este mundo, desnudo de todas las herramientas tradicionales de sanación y parafernalia externa que tanto se enfatiza, y utilizando solamente sus ojos, su tacto, su pura esencia divina, puede derramar luz y amor a donde quiera que vaya.
Los verdaderos sanadores no necesitan los extravagantes adornos y baratijas, bolsas y encantos, para hacer el trabajo que vinieron a hacer aquí. En su lugar, han aprendido a caminar en su verdad de que son Uno con Dios. Han aprendido a recibir, a confiar en lo que no pueden ver, han aprendido que su abierto, sanado y humilde corazón es la única herramienta que necesitan para estar en alineación con Todo Lo Que Es. Desde este lugar, la sanación y la maravilla de toda la creación, abarcando todos los niveles de conciencia, incluyendo pasado, presente y futuro, pueden ocurrir.
Con este gran don nace un verdadero sanador, y libre para poder tranquilizar a aquellos que aún no han elegido aceptar esta verdad, y propulsar a aquellos que ya lo han hecho. Os lo dice la voz de la experiencia de Manuel
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