Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una perdida, así como a los que se creen ser infelices y haber perdido toda esperanza. Envíamelos, Padre. Permíteme ser portador de tu paz, pues quiero salvar a Tu Hijo (mi hermano) tal como dispone tu voluntad. Para llegar a conocer mi ser.
El Hijo de Dios no tiene Límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. Lo que su Santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita en ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Y soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.
Tu voluntad Padre-nuestro puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mi. Tu voluntad no tiene límites.
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