EL AMOR UNIVERSAL
El Amor Universal Crístico, oriundo de Dios, está introducido en nuestro Orbe por las enseñanzas dejadas por Jesús de Nazareth. Es la denominación sideral del Amor libre de cualquier amarra, religión, raza, aspecto doctrinario o filosófico independiente de interés particular o de grupos.
El Crístico ama a todos, es solidario y fraterno, receptivo a los diversos caminos que llevan a lo alto, al encuentro con la Divinidad, que es el Padre.
El Cristo Jesús en ningún momento fue separatista, fundó iglesia o instituyó sacerdocio. Jesús nunca perteneció a cualquier sacerdocio oficializado. Para el Divino Maestro, el verdadero sacerdocio dependía de la bondad de los sentimientos y de las obras concretamente realizadas. Jesús esclareció con sus palabras y sus actos a las antiguas creencias de manera simple, sin ritualismo o exagerada simbología. Él respetaba todas las formas de ceremonia por ser terapeuta sideral, médico de las almas, no recetaba nada como esencial para la perfección o merecimiento del espíritu.
Su templo era el Cosmos, el Universo y la Bóveda Celeste. Su sustentáculo, Su cátedra las elevaciones montañosas, y su altar era su Amor por todos.
¿Qué era ser Crístico? El Crístico ama desinteresadamente, se eleva por el sacrificio propio, camina con la igualdad y fraternidad entre sus semejantes. Su ofrenda es el culto interno de veneración a la Divinidad; prepondera en su corazón el sentimiento de humildad; sabe de su falibilidad como criatura humana inmersa en la escafandra grosera de la carne; está comprometido con la verdad y tiene a Dios interiorizado por el mérito de sus obras, por la conquista individual. El Cristo Jesús, cuando llamaba a los justos a su derecha, decía:
Porque diste de comer al hambriento y de beber al sediento, y al peregrino hospedaste, vestiste al desnudo y visitaste al enfermo o al encarcelado; venid, benditos de mi Padre.
Mucha Paz y mucha Luz. Para todos os desea Manuel.
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