Todo sucedió un buen día de caluroso verano en
que Manuel se encaminaba al pueblo de Mobeltrán en la provincia de Ávila a
buscar un cachorro de perro que le habían regalado. El calor apretaba fuerte y
Manuel se siente cansado y somnoliento por lo que decide parar su coche un rato
bajo la primera sombra que encuentre. Poco a poco el sueño cierra sus párpados
una fracción de segundo y sin darse cuenta, a más de 100 Km . por hora, el coche
se sale de la carretera y va a estrellarse contra una roca convirtiéndose en un
amasijo de hierros retorcidos. Sin
tiempo para nada que no sea ver la muerte venir y encomendarse a lo que Dios
quiera, Manuel pierde el conocimiento.
Es
entonces cuando el espíritu de Manuel es trasladado a otra dimensión donde unos
seres de Luz le dicen que es el último aviso que le dan para que en lo sucesivo
se dedique a curar a sus semejantes, esta dimensión era un lugar maravilloso, donde reinaba una
paz absoluta, había unos paisajes maravillosos, con una Luz muy distinta a la
que tenemos en la tierra, donde unos seres de LUZ que transmitían una PAZ muy
intensa y que se movían
en esta esfera o Pariaso con una armonía difícil de describir, en esa
paz reinante en este lugar Manuel se
hubiera quedado para siempre, pero de alguna manera cariñosa le invitaron a que volviera a la tierra para hacer su labor de C
U R A R
El mensaje quedó grabado en la mente de Manuel
mientras su cuerpo permanecía inconsciente con una vértebra dañada como
consecuencia del accidente. El Dr. Esteben, uno de los mejores traumatólogos
del sanatorio Ruber de Madrid, después de analizar las radiografías y las
resonancias diagnosticó que una de las vértebras la 12 dorsal, estaba en muy malas
condiciones y que era preferible intervenir quirúrgicamente de forma inmediata.
Manuel pensó que si Dios le estaba llamando para curar a los demás primero
debía curarle a él, lo que sucedió en muy poco tiempo sin intervención
quirúrgica.
De aquello han pasado muchos años, Manuel hace una
vida normal con intensas jornadas diarias de trabajo y nunca ha vuelto ni
siquiera a sentir una pequeña molestia como consecuencia de la vértebra que
nunca se llegó a operarse. El problema que se le presentaba a Manuel a partir de
aquel suceso era cómo decir a los demás y a su familia en particular, que se
convertía en un sanador de Dios al servicio de los demás. Como nada sucede por
casualidad, a los pocos días entró en la oficina de Manuel un enfermo con dos
muletas, muy abatido y aquejado de unos
dolores insoportables. De alguna manera Manuel recibió el mensaje de que ante
él tenía a su primer enfermo. Después de recibir la energía que Manuel le
aplicó con sus manos, el enfermo salió del despacho sin muletas y sin que nunca
tuvieran que hacerle la intervención quirúrgica que tenía programada para
ponerle unas prótesis en las rodillas.
Desde aquel día, Manuel abandonó todos sus negocios y desde entonces se
viene dedicando en cuerpo y alma a sanar a todo aquel que sufre y que busca la Sanacion Espiritual a través suya,
habiendo pasado por sus manos miles de seres enfermos de todo tipo de
enfermedad y en especial de vértebras y hernias discales y que ahora están
sanos, disfrutando de buena salud y
agradecidos de haber conocido al Hermano Manuel. El
Hermano Manuel a partir de la fecha en que comenzó su labor, se ha preocupado
de tener una preparación adecuada
habiendo hecho MUCHOS cursos
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