CENTRO DE TRABAJO

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domingo, 15 de junio de 2014

NATURALEZA DE LAS SANACIONES (extraido del libro que pronto se empezara a editar)


 






Para sanar, sus manos rellenan automáticamente los esquemas del cuerpo humano, indicándole cuales son las zonas u órganos afectados, pudiendo así disolver los bloqueos de energía consecuentemente. Estas sanaciones pueden parecer, al observador
externo, puros milagros pero él las considera como resultado de un proceso consecuente y se siente fuertemente unido a la naturaleza, a sus fuerzas y a todos los acontecimientos universales, formando una unidad, envuelto por la energía cósmica y por el amor. Sería demasiado atrevido afirmar que puede ayudar o curar a todas las persona, incluso debe mencionar que ha habido pacientes decepcionados que han puesto su última confianza
esperando de el grandes milagros, que después no han llegado. Esto ocurre porque muchas personas recurren a la cura espiritual en último instante, como último recurso, después de que en su caso la medicina tradicional no haya dado resultados satisfactorios.
Piensa que cualquier persona aceptará el hecho de que aquellas molestias o enfermedades que se han manifestado durante meses o incluso años no las puede curar en sólo uno o dos tratamientos, con lo cual no se puede esperar curas instantáneas y milagrosas. Las fuerzas de sanación del cuerpo actúan con el proceso de cura espiritual, por lo que es importante abrirse y dejar que las cosas sucedan. Seguramente ha habido 

curas instantáneas, y el también las ha presenciado en muchas ocasiones, ya que en el plano espiritual no hay nada que no sea posible. Pero aún así, las visitas al médico son mu importantes.

 

 

y se deberá tenerlas siempre en cuenta, ya que la medicina tiene  sus técnicas y medios aunque muy distinta a los Sanadores la medicina generalmente va al síntoma y los Sanadores a la causa que produce el síntoma.  Por ello sería deseable que médicos y sanadores espirituales, se pusieran de acuerdo y que aceptaran y reconocieran que una  cura total sólo se puede dar si cuerpo, mente y espíritu están en plena armonía. Por otro lado queda claro que cuando el reloj de la vida llega a su fin, no puede ayudar ni el mejor médico ni el mejor sanador”.

        (todo esto y mucho mas encontrareis en el próximo libro que se editara cuando un profesional recopile todo los datos y ordene de forma sencilla, para el concomimiento de la humanidad.)

De la misma manera que sucediera con otros sanadores importantes como ha sido el caso del alemán Bruno Gröning,  ante los éxitos del Hermano Manuel no cabe otra explicación que la de que sus conocimientos le llegaron de una Ser Superior. La voluntad de hacer el bien, la confianza en su intuición para todo lo que hace y el deseo de acogerse a la fe en Dios son para el Hermano Manuel el principio fundamental para las curaciones, a la vez que niega las influencias que ponen restricciones a la libre voluntad de los seres humanos: “Puedo ayudar a una persona a encontrar el camino hacia el bien, pero no puedo influir en su decisión ni obligarla a hacer el bien. Cada uno debe encontrar el camino por sí mismo” Por este motivo, el Hermano Manuel detesta las técnicas de sugestión y la hipnosis.

En sus palabras, la sencillez y la sinceridad son la clave fundamental. De forma clara y con pocas palabras transmite a sus pacientes las relaciones fundamentales entre la salud y la enfermedad. Sus palabras no necesitan las deformaciones de la retórica. En ellas hay una energía que surte un efecto acertado en las personas. Uno puede sentir ante el Hermano Manuel que todo lo que dice lo ha vivido personalmente. Se apreciaba a través de su experiencia, que su personalidad ya se había comenzado a desarrollar desde su niñez con una insaciable búsqueda interior de Dios, porque no habla como hombre de estudios, pero sí como una persona inspirada por un Ser Supremo.

Quien esté frente al Hermano Manuel por primera vez, jamás tendrá la sensación de estar delante de un desconocido. Al contrario, cualquier persona encuentra inmediatamente una comunicación con él. En conversaciones con enfermos, siempre se tiene la sensación de que interiormente llora por las desgracias y angustias humanas que tiene frente a sí.

En el Hermano Manuel, la vanidad le es tan desconocida como la picardía: "No debo destacar" subraya constantemente "pero tengo que seguir mi destino, me lleve a dónde me lleve" La necesidad de ayudar a los demás le hace obrar habitualmente durante el día y la noche. Así mismo se ve como "un humilde siervo de Dios" él quisiera que los hombres tuvieran acceso a la energía curativa divina a través de sus palabras. Se siente como intermediario o canal para estas energías. Siempre aclara que no es él quién  realiza la curación, sino la Energía Divina. Cuanto más numerosas son las visitas que tiene, procedentes de medio mundo, tanto más puede transmitir de esa energía curativa y tanto más feliz y contento se siente.

           UN DIGNO SUCESOR DEL HERMANO MANUEL SU HIJO JESÚS MATEO CON UNA CUALIDADES MUY SUPERIORES A LAS DE SU PADRE EL HERMANO MANUEL

 

 
 
 
 
 
 
 



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