Jesús no solo curó innumerables enfermos, como también otorga a los seres humanos la responsabilidad de curar a sus semejantes, como está en el Evangelio de San Juan, cuando afirma:
“De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré (Juan l4,l2,14)
Jesús enseñó que debería volver hacia el Padre y las enfermedades continuarían existiendo cuando él ya no estuviese físicamente entre los seres humanos y cuya misión de llevar hacia delante sus obras serían todavía mayores, probablemente por contar con un gran número de personas que reconocen que Jesús es el salvador del Mundo, el responsable espiritual del Planeta Tierra.
Al regresar hacia la casa del Padre, Jesús no se lavó las manos dejando la misión de curar para los seres humanos, sino que él mismo continuaría entre los que piden en su nombre, “ a fin de que todo cuanto en mi nombre pidierais al Padre, Él os lo concede” (Juan, 15,16).
Como Naturópata y Sanador confío en Jesús, que nos da la oportunidad de realizar estudios oportunos, no tan solo para las curas maravillosas que realizó sino también por su actitud frente a las enfermedades, y la conexión que hace entre la cura y la salvación, la cura y el perdón de los pecados, la cura y la fe, de la cura y el deseo de recobrar la salud, la curación y la voluntad de curar, la cura a través de la palabra.
Jesús no solo curaba sino que continúa realizando curaciones maravillosas, en diferentes partes del mundo, a través de los discípulos y Sanadores que en él creen, que confían en su palabra y que proponen realizar la ayuda a los semejantes. Jesús cura por amor, por misericordia, por bondad infinita.
Jesús nos da a entender que, en el plano de Dios los seres humanos deben ser sabios, fuertes y felices, por cuanto el mal bajo cualquier forma, no puede tener raíces profundas en la superficie dela Tierra. El sufrimiento representa casi siempre una pausa para la meditación, para la reflexión, una oportunidad para reconciliarnos con las personas que nos rodean y con las cuales estamos vinculados por las leyes kármicas .
Y habrá salud, paz y fraternidad entre los hombres
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