Hay seres que niegan y vuelven a negar al
Dios que todo nos lo dio: A ellos el Sanador tiene abrir los ojos del alma, a
ellos el Sanador tiene que abrir las palabras sagradas del Creador que consiste
en entregar adentro de sus manos la mas absoluta abundancia: La vida, la salud,
y el Perdón. Y sobre todo y por encima de todo UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA
VOLVER A EMPEZAR.
Con estas responsabilidades a cuesta, el
Sanador es personal generalmente olvidado e incomprendido. Él mismo sabe
perfecta y claramente que desde que llego a la vida como humano NO VINO A
RECIBIR, SINO A ENTREGAR TODO AQUELLO QUE HAY DENTRO DE SU CORAZÓN.
Por eso el Sanador, por más olvidado que
este para los humanos, se halla parado exactamente frente a las mismísimas
pupilas del Creador, agradeciendo todos los Dones que ha recibido a lo largo de
todas sus reencarnaciones, en diferentes envolturas y consciente de que la SANACIÓN NO ES COSA DE DAR Y
RECIBIR, SINO MAS BIEN DE DADAR y seguir en su camino.
En paz, en paz, con su camino lleno de
espinas, si así es, ¿Qué le importa al Sanador? Si el camino esta lleno de
abrojos ¿Acaso su labor es menos indispensable?
¿Acaso el Sanador vino aquí al plano humano como ser de carne y hueso a
recibir? No vino a eso, y él lo sabe más que perfectamente.
El Sanador sabe que tiene la sagrada
responsabilidad de encontrar y sacar fuerzas de flaqueza, pues allí delante de
él siempre habrá alguien diciéndole: Ayúdame que no puedo más.
A quien tenga oídos que oiga y al que pueda
entender que entienda: que mas allá de sus creencias o no creencias hay un
poder Superior, ahí esta la prueba ante sus propios ojos, de que ese poder
tanto puede construir, como sanar; como reconstruir y hasta salvar de las
garras de la enfermedad mas espantosa y debilitante. Quien recibe una SANACIÓN
DEBE SER CONSCIENTE DE ESTO.
Naturópata y Sanador Hermano Manuel.
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