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“ Yo Manuel durante los últimos años he presenciado y ayudado en múltiples y extraordinarias recuperaciones de enfermedades que parecían incurables. En todos los casos lo que hice es aplicar mi conocimiento sobre el cuerpo energético o energía vital y facilitar su flujo natural. La enfermedad y la curación conviven en la persona que busca ayuda y mi trabajo como sanador es el de facilitar que las semillas de la curación germinen. En muchos casos esto es posible”.
La curación no puede considerarse sólo una combinación de procesos químicos, sino que es una expresión de la armoniosa unión de energías. El equilibrado fluir de estas energías permite a nuestro organismo situarse en un ritmo saludable de vida. Para ello, uso mis manos como un medio de facilitar esta energía. El sanador no cura, sino que promueve un proceso que ya está presente en la persona enferma, pero que se ha olvidado a causa de las prisas con las que vivimos u otros factores sociales, educacionales o ambientales.
“En mi experiencia las personas más abiertas y receptivas se recuperan a un ritmo más rápido, y es que la fe en la recuperación es primordial en todos los casos. De hecho los antiguos chamanes realizaban rituales de curación con el fin de despertar una fe mayor que desencadenase las fuerzas curativas del interior de la persona. Al promover la fe se aceleraba el proceso de curación”.
La curación de la enfermedad es un regalo que nos concedemos a nosotros mismo. donde las fuerzas Divinas y los seres de Luz acutuan a traves de nuestras manos trasmitiendo un poder curativo, que pasa por nosotros y tienen la facultad de ayudar a los demás y este don debe ser promovido. Durante años Manuel ha colaborado a que cientos de personas fuesen conscientes de este enorme poder. Para él ha sido una alegría comprobar que todas estas personas podían ser útiles a sus familias, amigos o compañeros cuando necesitaban asistencia en momentos difíciles o dolorosos. Mediante el uso de la energía y a través de nuestras manos podemos ciertamente ayudar a superar problemas físicos o psicológicos, siempre que se tenga fe en que ello es posible.
Efectivamente la fe puede ayudar en gran medida a curar una enfermedad, pero la fe debe estar depositada en un agente químico o espiritual para que pueda actuar. Si una persona está convencida de que su medico y su sanador le pueden ayudar, ya tiene el cincuenta por ciento ganado en su camino de recuperación. Pero hay que decir que la fe no es una creencia, sino una experiencia. Creer no es suficiente, sino que tener fe es el resultado de un proceso de evolución, donde progresivamente nos apercibimos de un mundo donde todo es posible y donde los milagros se realizan constantemente.
Jesús dijo: "Lo que yo hago es poco para lo que podeis hacer vosotros"
(Este esrito lo tenia hecho de hace mucho tiempo en union de muchisimos mas para un libro que cuando pueda quiero imprimir) Faltas de ortografia muchas, redaccion pesima, pero si lograis entener aquello que quiero trsmitiros, para mi es suficiente
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