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En el camino espiritual no hay atajos. Lo único que nos hace evolucionar espiritualmente, o "salvarnos", es el mejoramiento personal, el
desprendimiento del egoísmo y el crecimiento en capacidad de amar.
Nada más.
El contacto directo con el mundo espiritual no está reservado sólo a unos pocos. Ya he dicho en otros escritos que todo el mundo tiene una conexión directa, su propia conexión personal, con Dios, con la espiritualidad superior, con sus propios guías, y cada uno lo va a experimentar de una manera. Lo importante es buscar esa conexión sinceramente, con humildad, y que el motivo de esa búsqueda sea avanzar espiritualmente, y a cada cual se le dará lo que necesite. Lo importante no es la espectacularidad de las experiencias, sino que esas experiencias le sirvan a uno para avanzar en el amor, no para justificarse en sus defectos. Desafortunadamente, hay mucha gente que, motivada por el deseo de ser o de aparecer como alguien importante ante los demás, una especie de “maestro ascendido” o algo por el estilo, se autosugestiona experiencias que no son reales, y que pueden llevar a engaño a otra gente. O los hay que, tras haber tenido experiencias reales de contacto espiritual, en vez de utilizarlas para su propio avance espiritual o para ayudar a los demás, las han utilizado para engrandecerse y creerse superiores y exigen que los demás les traten como si fueran dioses. Es el defecto de la vanidad lo que le hace a uno buscar la admiración de los demás en vez de buscar cómo mejorarse a sí mismo. Desgraciadamente esto es muy frecuente en nuestro mundo.
Un
profeta y un Sanador es un enviado de la espiritualidad superior para enseñar
la verdad sobre el mundo espiritual y para advertir a la gente de cada época de
las consecuencias de los actos en contra de la ley del amor.
Generalmente, son espíritus más avanzados
que la media del planeta en
el que encarnan, ya que de otro modo no podrían desempeñar la misión
que se les ha encomendado. Al mismo tiempo que están ayudando,
se ayudan a sí mismos a evolucionar, poniendo a prueba su capacidad
de amar, ya que generalmente son repudiados, rechazados, torturados,
vilipendiados o ridiculizados por las sociedades en las que se han encarnado. (
de esto tengo mucha experiencia de haber sido y ahora así es) No son seres con privilegios divinos especiales,
como comúnmente se cree, puesto que su capacidad espiritual ha sido conseguida
por propio mérito en la rueda de encarnaciones, aunque éstas pudieran haberse
dado en otros mundos.
Se trata, pues, de alumnos mayores que
se ponen en contacto con alumnos
de menor edad para ayudarles en su educación. La diferencia es
que no podemos reconocerles por su aspecto físico ni por su edad, ya que
encarnan en las mismas condiciones que el resto. Algún día cualquiera
de los seres que habitan vuestro planeta, cuando haya evolucionado
lo suficiente, podrá desempeñar la función de Sanador o profeta en un mundo habitado por una
humanidad de menor evolución.
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