Las miles de curaciones que a través mío han sucedido no atribuírmelas a mí, (YO NO CURO A NADIE) yo no soy el que ha hecho esos aparentes milagros o curaciones atribuírselas a vuestro padre y al mío a D I O S. Yo soy solo el recadero que trae el regalo. Un cordial saludo. Manuel.
ESCRITO ENVIADO POR LA SEÑORA DEL PACIENTE
CÉSAR BÁLDES CURADADO DE HERNIA CON ESTENOSIS SEVERA
TELEFONOS 91-7429632 Y 645364616
Querido hermano Manuel.
No nos conocemos y, sin embargo, me permito
encabezar así mi carta pues, sin usted saberlo, desde marzo del 2009 ocupa un
lugar en mi corazón y en mis afectos.
“Los caminos de Dios son inescrutables” y por
alguna forma de Providencia ocurrió que yo le hablara a alguien de la
enfermedad de mi marido y ese alguien me hablara de usted.
Antes de eso estábamos
desahuciados. La Seguridad Social no nos ofrecía más consuelo que el deseo de
que la espalda de mi marido se deteriora lo más lentamente posible, algo que
habría de pasar de forma inevitable. Ante nosotros solo se abrían perspectivas
como la de operarse con los correspondientes riesgos y pocas posibilidades de
éxito o la de paliar el dolor con infinitos medicamentos que le hubieran
mantenido medio drogado.
Yo insté a mi marido a
acudir a usted. En primer lugar, no teñíamos nada que perder, en segundo lugar,
el módico precio de su consulta me hizo pensar que usted no podía ser un
charlatán.
En cada ámbito de la vida
hay gente auténtica y otra que no lo es y yo tenia la intuición de que usted lo
era.
Ahora se me imponía una
difícil tarea: convencer a mi marido, escéptico por naturaleza, de que
probáramos a acudir a usted. ún voy
cumpliendo años cada vez va aumentando en mi la sensación de que todo en la
vida responde a un orden establecido, todo ocurre por algo, las piezas van
encajando y solo se sabe el porqué de cada cosa un tiempo después. La clave
está en saber esperar a que todo se coloque. Deberíamos todos tener la
capacidad de observar qué cosas son las que producen los desajustes, las
enfermedades, etc., pero solo algunas personas, como usted, tienen ese DON.
Como todo habia de encajar
no fue difícil convencerle, Y fuimos. Y a partir de ahí solo puedo hablar de un
A N T E S y un D E S P U E S:
En el ANTES:
· Un gesto
de dolor tan continuo y permanente que todos los que le conocían coincidían en
que le había cambiado el carácter.
· Una sombra
de existencia condicionada por el ¿Cómo me levantare hoy? u ¡Ojala no
cambie el tiempo!
· Un
detenerse cada 10 minutos al andar porque las piernas no le repondian.
En el DESPUES:
· Otra
persona con mejor cara y mejor humo. Todos lo dicen.
· Abandonado
en el armario, el bastón que había hecho que a nuestro hijo otros niños le
dijeran “Tu Papa parece un abuelo”
· Un verano
en el que hemos podido volver a andar y una emoción contenida por poder de
nuevo hacer una ruta a pie.
· Un padre
que vuelve a poder montar en bicicleta y jugar con su hijo.
· Y
en el DURANTE ¿quién es este Hermano Manuel que yo he ido conociendo por lo que
a mi marido contaba?
· Un hombre
con unos conocimientos tan extraordinarios de la anatomía humana que en una
primera sesión, a pesar de habernos olvidado de las radiografías en casa, va a
tiro fijo poniéndolo el dedo sin dudar en el foco del dolor.
· Un hombre
con una capacidad extraordinaria para comunicar, con tanta psicología que le da
en el clavo a su interlocutor (y le aseguro que con mi marido eso no es nada
fácil)·
Una persona con un DON especial. Consciente de tenerlo y capaz de usarlo en
beneficio de los demás.
· Alguien
con suficiente energía interior como para mantenerse en equilibrio a sí mismo y
devolvérselo a los demás.·
Puede que a usted no llegue
noticia ni de la mitad del agradecimiento que la gente a la que ha curado
siente, sin embargo su consulta está permanentemente llena porque el “boca a
boca” funciona y los sanados y sus familiares sentimos la necesidad y la
urgencia de participar a otros nuestra experiencia con usted para que se
beneficien también.
A los que le debemos tanto,
perdónenos que lo transmitamos a otros con tanto entusiasmo que eso se
convierta en un exceso de trabajo para usted. Entre otros acudió de nuestra
parte un primo hermano (también llamado César) y se evitó tener que operarse de
una hernia discal. Pero es que yo no paro de contar a todo el mundo el milagro
que ha hecho con mi marido.
No interprete como
ingratitud el no haberle enviado este escrito antes. Ni siquiera ha de
desalentarse que la gente olvide y no agradezca. Ya se sabe lo cierto que
es “que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”
Sirva esta carta como
humilde signo de gratitud y ojala que el Dios que le ha dotado y ha hecho
consciente de su capacidad de sanación le proteja y le de salud y fuerzas para
seguir ayudando a mucha gente.
Muy agradecida María Cruz Benítez (Esposa de César Bardés)
TEF. 91-7429632 Y 645364616
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