Estoy aquí para contarles una historia muy sencilla. Una historia que no trata de animales, ni de reyes y reinas, ni de la realización de la fantasía de alguien. Esta historia trata de ti y de mí, tal como existimos, tal como somos.
No es una historia sobre aspiraciones, porque las aspiraciones de la gente dependen mucho de la situación en que se encuentren. Si alguien perdiera a su hijo, no rezaría pidiendo dinero. Rezaría pidiendo una cosa y sólo una: “Dios mío, ¿por favor, puedes hacer que vuelva mi hijo?”. Eso es todo.
Si un médico le dice a alguien: “Tiene usted cáncer, se está muriendo”. ¿Para qué rezará esa persona? ¿Rezará para ser más culta? ¿Rezará para tener otro hijo? No. Dirá: “Dios mío, haz que esto sea lo menos doloroso posible o quítame el cáncer”. ¿Y si alguien se encuentra en la pobreza? Rezará para tener dinero.
Nuestro punto de vista acerca de cuáles son nuestras necesidades, qué es lo importante en este mundo, de qué trata la religión, la importancia de Dios, en resumen, acerca de todo, cambia radicalmente según la situación en la que nos encontramos en nuestra vida.
Pero hay una realidad: la realidad de que estás vivo. Y esa realidad es la más bella de todas. Ya seas pobre o rico, ¿qué es lo que realmente deseas? En esta historia, esta historia acerca de ti y de mí, tenemos una posibilidad de ver colmado nuestro verdadero deseo. Si queremos que esta historia sea bonita y tenga un final feliz, puede ser así. Por tanto, la pregunta es: ¿cuál es nuestro deseo?
¿Sabes lo que quieres, lo que siempre has querido y siempre querrás? Las opiniones de los demás y tus propias necesidades son dos cosas diferentes. Si no has considerado tu verdadera necesidad, tu deseo, todas las opiniones del mundo no te servirán de nada. Son sólo opiniones. ¿Qué es lo que quieres?
Déjame que te hable sobre una posibilidad, de un ser humano a otro.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario