Desde los Tiempos más remotos, Dios en
su infinita Misericordia y Amor hacia al ser humano, elige entre sus hijos más cercanos a la
Luz que él mismo Es, aquellos que de forma voluntaria y amorosa se ofrecen a llevar el Amor del
Padre hacia los reinos más separados de él, y que necesitan de ayuda para poder volver a
recordar la Luz que son y regresar de nuevo a Él
Cuando nos sentimos separados del Padre,
y olvidamos el ser espiritual que realmente somos la chispa divina que está en nuestro
interior, entramos en un estado de desequilibrio interior, pues no estamos alineados realmente con
nuestra verdadera naturaleza, de desequilibrio
provoca que enfermemos, y no sólo a nivel
físico sino también muchas veces a nivel emocional y mental, que suelen ser además estas
últimas a veces las más difíciles de tratar porque requieren cierta toma de consciencia por
parte de la persona enferma, y a veces pone resistencias a pesar de querer sanarse.
Por todo ello como decía, el Padre decide
enviar a algunos de sus hijos que se encuentran
formando parte de la Luz y el Amor del
Padre, para ayudar a sus otros hijos que se encuentran
aún perdidos y olvidaron su unión real
con el Padre para ayudarles a llevar parte de su Amor y de su energía sanadora. La Sanación por
tanto, es un acto de Amor del Padre hacia sus hijos, y en muchas ocasiones el fin de la
enfermedad y de la sanación, es ayudar al enfermo a ser consciente del origen de su enfermedad,
para ayudarle a recordar y a ser responsable de su vida y de sus propios actos y ayudar a
que el enfermo en el acto sagrado que hay realmente entre el Padre y él a través de la figura
del Sanador, pueda realmente sanarse así mismo de una forma lo más integral posible.
De esta manera, en nuestro camino podemos
encontrarnos con alguno de estos mensajeros
voluntarios Amorosos del Padre, que no
son sino ángeles humanos en servicio, cuyo fin es
llevar la voluntad de nuestro Padre de
Amor y Sanación hacia aquellos que tengan que acudir a ellos.
Yo he tenido la bendición de conocer en
mi camino a uno de estos ángeles, que es Jesús Mateo Mimbrero, una persona que acorde a su
naturaleza irradia Amor por todo su ser; es una persona compasiva, amorosa de una fuerza
sanadora enorme, pues esa fuerza sé que proviene directamente de la mismísima Fuente y que
además siempre está acompañado del Gran Maestro Jesús el Cristo, por lo que la
que energía que él tiene y que transmite al enfermo, es de una fuerza pura compasiva y amorosa
increíbles, lo que hace que pueda realizar grandes sanaciones, ayudando así a todo el que se
acerca a él y acercando más al enfermo a Dios al llenarlo directamente de la energía del
Amor de la que realmente todos hemos sido creados.
Numerosos testimonios atestiguan que el
Padre está con él ayudando a muchos enfermos en
múltiples dolencias tanto físicas, como
emocionales y espirituales, de las que yo misma he sido testigo y he sido también sanada y me
consta además que ese Amor y entrega hacia los demás cumpliendo con su misión hacen que esté
siendo bendecido con más dones para poder acercar más al enfermo a la energía sanadora del
Padre y este pueda también despertar más hacia el origen en muchos casos de sus dolencias,
con lo que la sanación va mucho más allá de la simple cura de la dolencia física, por lo
que el paciente tras pasar por sus manos y por su consulta, se llena de una gran Paz
interior, Confianza y Amor que hacen que realmente su sanación pueda ser definitiva a nivel
físico y también profunda a otros niveles.
Sé que es un Gran Naturópata y Sanador
además de tener otras diversas titulaciones, pero lo importante es que él es el “Amor del
Padre” la energía Crística se desprende de todo su Ser y esto es lo que realmente lo hace
especial, sencillo como un niño, humilde, compasivo y lleno de una gran Paz, que hace posible el
milagro de la sanación, que no es sino ser un vínculo, un ángel intermediario entre el enfermo y el
Padre enviado para Sanar y para que este se reencuentre con ÉL.
Bendiciones para él, para los enfermos
que a él envíe el Padre y Gratitud por tenerle en la
tierra entre nosotros. (escrito por una persona a la cual queremos pero no ponemos su nombre)
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