saludos
Hermano Manuel.Quería hacerle llegar mi testimonio de curación, pero no sé
donde puse la hoja donde apunté su correo electrónico (lo siento), así que se
lo hago llegar por este foro que sé que usted visita a menudo
Me llamó Jesús del Pozo Sánchez y vivo en Badajoz. Soy maestro de
Educación Primaria en un colegio de Alburquerque (Badajoz) Mi teléfono, para
aquellas personas que lo soliciten, está registrado en la consulta del Hermano
Manuel.
Padecía una diarrea crónica que iba siempre acompañada de unos
fuertes gases. Los médicos me habían hecho todas las pruebas posibles:
radiografías, análisis de sangre, ecografías, colonoscopia,... y un largo
etcétera. Y no sólo una vez, sino que desde hacía un par de años, mi vida se
había convertido en un peregrinar de unos médicos a otros y siempre me repetían
las mismas pruebas. Cada médico tenía un diagnóstico nuevo para mi: Colon
irritable, intolerante a la lactosa (me seguía hinchando aunque evitaba
cualquier producto lácteo o que contuviera lactosa), dispepsia, estómago caído,
etc. Terminé por tener miedo a comer, ya que al poco tiempo, además de las
diarreas completamente líquidas y que me duraban 4 o 5 días seguidos, se me
hinchaba la barriga e incluso llegaba a marearme. Esto, para quien lo haya
padecido supone tener que llevar una vida totalmente hogareña y empezar a
evitar salir de casa a menos que sea totalmente necesario.
En enero de 2.009 mi novia, que es enfermera, me llevó a su
consulta. Yo, como usted bien sabe si recuerda mi caso, soy una persona
totalmente escéptica. Siempre he desconfiado de las terapias alternativas y
desde los 13 años me considero ateo convencido. Si fui a sus consulta (lo
confieso) fue porque veía que los médicos no daban con mi enfermedad y el único
remedio que me ofrecían era la resignación de por vida. El hecho de que mi
novia se dedique a la medicina me abría una pequeña puerta a la esperanza. A
ella le había curado usted también un problema de espalda a la altura de las
vértebras lumbares.
Tras acudir a su consulta, el Hermano Manuel, simplemente con torcarme,
me dio un nuevo diagnóstico: mi problema estaba en el hígado y la vesícula, que
no trabajaban de forma normal y les costaba segregar los jugos necesarios para
hacer correctamente la digestión. Aún recuerdo el dolor que sentí cuando el
Hermano Manuel presionó levemente en estas zonas. Por más médicos que me habían
visto y tocado, nadie había advertido que el problema podía estar ahí.
Lo cierto es que tras el primer mes, apenas noté los resultados;
tuve que mantener una dieta estricta, tomar el tratamiento que usted me
recomendó (que seguí escrupulosamente), pero no notaba grandes progresos. Me
desanimé, a decir verdad. Pero aún así, seguí su tratamiento y al segundo mes
sí que noté diferencia. Mi barriga apenas se hinchaba y la diarrea se me cortó.
Tras dos sesiones más, me dio el alta, y si bien no estoy al 100% todavía (hace
menos de un mes del alta), mi mejoría es considerable. Ahora es raro que tenga
diarrea (como cualquier persona). Lo que también ha mejorado mucho es mi estado
de ánimo.
Ante esto, sólo puedo decir que aún sigo sin explicarme cómo lo ha
hecho y qué tienen sus manos de especial que, con sólo tocar, el Hermano Manuel
ya sabe qué parte del cuerpo está afectada. Lo único que sé es que yo ahora
puedo hacer una vida completamente normal y sin limitaciónes y que sólo tengo
palabras de agradecimiento de todo corazón para el Hermano Manuel por haberme
ayudado.
GRACIAS
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