Que no tenga yo
ningún hombre por enemigo,
y que sea amigo
de lo que es eterno y que perdura.
Que ame, busque
y logre sólo lo que es bueno.
Que desee la
felicidad de todos los hombres
y que no envidie
a ninguno.
Que no me
regocije con la desventura del que me ha
Hecho mal Que no
logre ninguna victoria que pueda
dañarme a mi o a mi oponente.
Que hasta donde
alcancen mis fuerzas, preste toda la ayuda
necesaria a mis
amigos y a todos los necesitados.
Que pueda con
palabras amables y consoladoras, al visitar a los que sufren, aliviar sus
penas.
Que me respete a
mí mismo.
Que mantenga en
calma aquello que brama en mi interior.
Que cuando yo
este curando a un enfermo, Le entregue lo mejor de mí, de todo corazón.
P A Z Y A
M O R A
T O D O S
Naturópatas y sanadores Hermano Manuel Y
Jesús Mateo en PURBLONUEVO DE MIRAMONTES
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