CENTRO DE TRABAJO

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lunes, 21 de septiembre de 2015

                ESPERANZA  SIEMPRE


                    Nadie sin esperanzas. Nadie sin Dios.
Contempla el Cielo, en los Días en que la siembra te invada el corazón y piensa en la inalterabilidad del Amor infinito que se vierte del Creador hacia todas las criaturas.
                  El mismo sol que te calienta y nutre es aquel mismo sol que nutrió y calentó a billones de criaturas, en la Tierra, en el curso de los siglos incesantes.
                Casi todas las estrellas que hoy se te muestran a los ojos son las mismas que acompañaron a los hombres, en la caída o en el levantamiento de numerosas civilizaciones.
Reflexiona en eso y no te dejes arrasar por las aflicciones transitorias que te visiten con fines regenerativos o edificantes.
               Es probable que diversas tribulaciones te sigan el rastro. 
              Aguantas incomprensiones y dificultades en cuenta propia; toleras luchas y problemas que no creaste; cargas compromisos y constreñimientos, a fin de auxiliar a los entes queridos; o erraste, tal vez, y sufres las consecuencias de tu propia culpa.
              No importa, entretanto, el problema, aunque siempre nos pese las muchas responsabilidades asumidas, cualesquiera que sean. 
                                   Deslígate, sin  embargo, de  tu  pesimismo y desanimo.                                                                                        
                                                                                             
                Recordando que la Vida que disfrutas, en sus orígenes profundos, no es obra de tus manos.
El poder te dotó de movimiento, que te desenvolvió las percepciones, que te indujo al impulso irresistible del Amor y que te encendió en el pensamiento la luz del raciocinio, guarda recursos suficientes para poder rectificarte, suplementarte las energías, ampararte en la solución de cualquier empresa difícil o retirarte de cualquier precipicio donde hayas caído, en perjuicio de ti mismo.    Ese mismo poder de la Vida que regenera el gusano contundido y reajusta a los árboles podados nunca te relegaría a la sombra de la indiferencia. Entretanto, para que le asimiles plenamente el apoyo, es imperioso que te integres en el sistema de trabajo en el bien de todos, sin rendirte a la inutilidad o a la deserción.
           Recuérdate de que el gusano herido y los árboles dilacerados se rehacen para permanecer fieles al trabajo que la Sabiduría de la Vida les confirió por la naturaleza.
           Recordemos eso y sea de la especie que fuere la prueba que te amarguen las horas, continúa trabajando en la sustentación del bien general, porque si te ajustas al privilegio de servir, sea cual sea la prueba en que te encuentres, reconocerás, inmediatamente, que el Amor es un sol brillando para todos y que nadie existe sin esperanza y sin Dios.
                                                                                                                                                                                                                                                 
          Recordando que la Vida que disfrutas, en sus orígenes profundos, no es obra de tus manos.
          El poder te dotó de movimiento, que te desenvolvió las percepciones, que te indujo al impulso irresistible del Amor y que te encendió en el pensamiento la luz del raciocinio, guarda recursos suficientes para poder rectificarte, suplementarte las energías, ampararte en la solución de cualquier empresa difícil o retirarte de cualquier precipicio donde hayas caído, en perjuicio de ti mismo. Ese mismo poder de la Vida que regenera el gusano contundido y reajusta a los árboles podados nunca te relegaría a la sombra de la indiferencia. Entretanto, para que le asimiles plenamente el apoyo, es imperioso que te integres en el sistema de trabajo en el bien de todos, sin rendirte a la inutilidad o a la deserción.
        Recuérdate de que el gusano herido y los árboles dilacerados se rehacen para permanecer fieles al trabajo que la Sabiduría de la Vida les confirió por la naturaleza.
         Recordemos eso y sea de la especie que fuere la prueba que te amarguen las horas, continúa trabajando en la sustentación del bien general, porque si te ajustas al privilegio de servir, sea cual sea la prueba en que te encuentres, reconocerás, inmediatamente, que el Amor es un sol brillando para todos y que nadie existe sin esperanza y sin Dios.
                                          

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